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martes, 8 de enero de 2008

Historia del diablo de la catedral de Arequipa

La satánica figura, familiar para los arequipeños de varias generaciones, pero motivo de asombro para los extraños, cumple mas de 128 años de permanencia en la Catedral mistiana. El Endriago constituye parte del magnífico púlpito que se levanta en el lado derecho -entrando- cerca del altar mayor. El púlpito, confeccionado en rica madera de encina, presenta a Lucifer con escamoso cuerpo de serpiente enroscado a la columna que sostiene el antepecho y el tornavoz de la sacra tribuna. Belcebú está en actitud de levantar la vista hacia lo alto y su antebrazo izquierdo, musculoso y fuerte, se apoya sobre la frente como queriendo protejer sus ojos de la luz multicolor que penetra por los vitrales. Su vientre desnudo se apoya sobre carbones que aunque apagados, parecen dar tormento al Maligno. Del poderoso torso de Satán salen gruesas alas armadas de filosos garfios, cual gigantesco vampiro. El rostro del Deminio es duro, de labios gruesos, nariz recta y las definidas cejas enmarcan los siniestros ojos que tienen por iris dos gélidos agujeros.


En el pulpito, por encima del satánico conjunto se levanta el antepecho donde en la parte central se halla una hermosa talla de Jesucristo, sentado con la Ley en una mano. Lo flanquean las imágenes de los cuatro Evangelistas. Por debajo de estas figuras asoman regordetes ángeles y las flores de Liz , en buen número y distribuidas de forma armoniosa. La escalera que conduce a la plataforma presenta primorosos calados en las barandas. Unos pasos arriba se bifurca en dos escalas. Al frente y en el medio destaca la imagen de San Pedro, de cuerpo entero y en proporción al conjunto.

El Diablo vino de Francia para quedarse en la Catedral de Arequipa. La magnífica talla fue trabajada en los talleres de Buisini-Rigot, en Lille, en el año de 1879, por encargo testamentario de la dama arequipeña doña Javiera Lizarraga de Álvarez Comparet, tal como reza en el testimonio tallado al pie del púlpito y que a la letra dice:"A. M. D. C." ("Púlpito construído para la Catedral de Arequipa, a expensas y por mandato testamentario de la señora Doña Javiera Lizárraga de Álvarez Comparet. Año de 1879."). Perpetuando así el nombre y la devoción de la dama que donó el púlpito de tan singular factura.

El diablo burla la guerra, a fines de 1879, estando el Perú en plena guerra con Chile, llegó el Diablo a aguas peruanas. Los puertos bloqueados, las rutas marinas extrictamente vigiladas por el enemigo y con todo el fragor de la guerra encima, el barco francés con el Diablo a bordo burló al enemigo y logró,tranquilamente, atracar en un puerto peruano, tal vez Islay, y descargó su diabólica carga. El 16 de diciembre de 1879, una colmena de diligentes artesanos arequipeños, en la Catedral, desclavaban los cajones, estudiaban los planos del rico conjunto del púlpito y comenzaron a armar las doce partes que constituían el hermoso monumento hecho en madera tallada. Después de varios meses de trabajo quedó listo el púlpito, pero parece que no hubo inauguración, debido a la guerra que libraba el Perú contra Chile.

"El Diablo que vino de Francia" costó la suma de 25.000 francos de la época. El contrato con los talleres Buisine-Rigot fue firmado por Don Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, caballero arequipeño, quien en esa época se desempeñaba como ministro plenipotenciario del Perú en Francia. Segun datos de la época, los trabajos de tallado del púlpito demoraron quince meses a los maestros talladores franceses. Una vez terminado, "el Diablo" fue embarcado con destino a puerto peruano y luego fue trasladado a la Catedral de Arequipa.

Desde su "afincamiento" en la Catedral, el Diablo ha observado calladamente solemnes Te-Deum, ha visto pasar por la nave central a presidentes de la República, altos personajes de muchos gobiernos. Prefectos, alcaldes, jueces y vocales de la Corte lo han mirado de reojo durante los solemnes oficios de Semana Santa celebrados por los Arzobispos de Arequipa. Ha sido testigo de "oídas" de revoluciones y de gloriosas gestas republicanas libradas por el pueblo de Arequipa, en el espacio de un siglo y pico en la histórica Plaza de Armas de la Blanca Ciudad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me parece interesante

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