
Arturo Cornejo, responsable de la entidad informó que el trabajo desarrollado para preservar esta especie en vías de extinción se pudo lograr a través de la labor coordinada con los comuneros de la zona, quienes actúan como guarda parques en las 367 mil hectáreas de la reserva.
Este modelo de gestión ha resultado beneficioso para los comuneros de la zona quienes además de preservar la especie vicuña, también se han preocupado por evitar la tala indiscriminada de tola y queñua, pues ambas especies crecen en la zona de reserva.
La tola y los queñuales son especies que crecen en zonas que están sobre los cuatro mil metros sobre el nivel del mar, y son utilizados para calentar los hornos de las panaderías de la ciudad. La reserva ha logrado, además, reforestar treinta hectáreas de tola depredadas años atrás, así como treinta hectáreas de queñuales en una zona considerada puna seca por su inclemente clima.
Cornejo destacó la importancia de mantener la reserva no sólo como área natural, sino también porque en la zona nacen los ríos que abastecen las cinco represas de agua que dotan del recurso hídrico a la población arequipeña.
“Es fundamental que la población conozca la importancia de la Reserva Natural Salinas y Aguada Blanca para la ciudad, porque sólo podrá cuidarla denunciando la caza furtiva de vicuñas y la tala indiscriminada de queñuales y tolares”, manifestó Cornejo quien instó a la población a denunciar estos actos.
La reserva se ubica a dos horas y media de Arequipa; su área de extensión se encuentra entre los distritos de San Antonio de Chuca, provincia de Caylloma, y San Juan de Tarucani, provincia de Arequipa, en las faldas del volcán Chachani.
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